22 d’octubre del 2011

París cielo gris

París, cielo gris cubierto
de piedras diminutas
precipitándose al vacío
sobre sucias buhardillas.

Eres tú, París, un cielo
que despega con descaro
mis pies del húmedo suelo,
un bosque de metralla
por calles anchas que detestan
el fugaz tránsito del tiempo,
un tiempo que yace muerto
en las entrañas de un pasado
agazapado en el subsuelo.

París, cielo gris cubierto
de piedras diminutas
precipitándose al vacío
sobre sucias buhardillas.

Acaricio su ausencia, la moldeo
con humo de tabaco negro
y se dispersa, se funde
en la niebla lejana del recuerdo,
con las instantáneas polaroid
desdibujadas y manipuladas
de su cuerpo desnudo.

París: su cuerpo tallado en piedra,
esculpido en mármol,
escondiendo un armazón
laberíntico de vigas de acero,
dónde malabaristas nocturnos
encadenan acrobacias imposibles
y prenden fuego a los sueños,
luz de la ciudad, que resbala
en mis pupilas dilatadas
cuando un sinfín de piedras
se precipitan al vacío
sobre sucias buhardillas.

París, cielo gris.