27 de novembre del 2009

Sartre, "La nausea"

Decididamente ese sentimiento de aventuras no procede de los acontecimientos: ya tenemos la prueba. Más bien es la manera de encadenarse los instantes. Creo que esto es lo que pasa: de pronto uno siente que el tiempo transcurre, que cada instante conduce a otro, éste a otro y así sucesivamente, que cada instante se aniquila, que no vale la pena intentar retenerlo, etc., etc. Y entonces atribuimos esta propiedad a los acontecimientos que se presentan en los instantes; lo que pertenece a la forma lo referimos al contenido. En suma, se habla mucho del famoso transcurso del tiempo, pero nadie lo ve. Vemos una mujer, pensamos que será vieja, pero no la vemos envejecer.

Ahora bien, por momentos me parece que la vemos envejecer y que nos sentimos envejecer con ella; es el sentimiento de aventura.

Se llama así, si mal no recuerdo, a la irreversibilidad del tiempo. El sentimiento de la aventura sería, simplemente, el de la irreversibilidad del tiempo. ¿Pero por qué no lo tenemos siempre? ¿Acaso no será siempre irreversible el tiempo? Hay momentos en que uno tiene la impresión de que puede hacer lo que quiere, adelantarse o retroceder, que esto no tiene importancia; y otros en que se diría que las mallas se han apretado, y en estos casos se trata de no errar el golpe, porque sería imposible empezar de nuevo.

26 de novembre del 2009

Com diria Lluis Llach: "Potser el desig..."


Només volia un petit
bocí de tu,
fer d’aquest desig
compartit,
l’àmbit més secret
d’aquest estiu.

Ajornar l’encontre
és deixar perir
aquest enyor d’amor:

vertigen dels ulls.

Resignem-nos doncs
a l’oblit més profund.

No ferirem ningú més,
ja hi ha prou nafres
dins aquestes mirades,
que amb prudència es creuen
i empresonen l’anhel salvatge
de retrobar-se amb els llavis.

Arnald